Este chico se llamaba Dol y tal vez sea su nombre o su personalidad que me hace recordarlo con alegría. Él me vio llorar un día, es ahí cuando le dije que la razón de mis lagrimas es la razón de mis risas, el entendió, Luis Gerardo era la razón.
Recuerdo haberle dicho que no se lo diga a nadie y mucho menos a Luis, el me lo prometió y al despedirse me dijo que de verdad estaba loca porque había caído enamorada de la persona más idiota del mundo.
Nunca supe si Dol le dijo a alguien mi secreto, a veces sospechaba que sí, pero, la verdad, no me importaba. Nunca volví a saber de él cuando acabo el año y probablemente nunca vuelva a saber de él en toda mi vida, pero siempre recordaré cada palabra que me dijo.
Yo había decidido caer enamorada del único chico que se tomaba el amor como algo fuerte, entonces si el ya estaba enamorado de alguien más, Dol tenia razón, si soy una loca.
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